Tratamientos de Parkinson
Aunque la enfermedad de Parkinson no tiene cura, existen tratamientos que pueden ayudar a controlar tanto los síntomas motores como los no motores. Desde medicamentos hasta opciones quirúrgicas, la terapia puede adaptarse a medida que la enfermedad progresa. Es importante consultar con un neurólogo para determinar el tratamiento más adecuado en cada etapa.
Medicamentos
Aunque la enfermedad de Parkinson (EP) no tiene cura, existen medicamentos que pueden aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida. A medida que la enfermedad avanza, pueden aparecer los períodos “off”, en los que la efectividad de los medicamentos disminuye. En estos casos, se ajustan las dosis, los horarios de administración o se añaden medicamentos complementarios para optimizar el control de los síntomas.
Principales medicamentos para tratar el Parkinson y sus síntomas motores
- La carbidopa-levodopa es el tratamiento más eficaz para la EP. Aumenta la dopamina cerebral y mejora síntomas como el temblor, la rigidez y la lentitud. Está disponible en tabletas, gel intestinal (Duopa®) y en infusión subcutánea continua (VyalevTM).
- Los agonistas dopaminérgicos son medicamentos que imitan la dopamina, como la apomorfina. Se usan en etapas tempranas o combinados con la levodopa. Pueden usarse como medicamentos de rescate o en infusión continua para mejorar el control de los síntomas, como la Onapgo™.
- Los inhibidores de la catecol-O-metiltransferasa (COMT), como la entacapona y la opicapona, prolongan el efecto de la levodopa y reducen los períodos “off”.
- Los inhibidores selectivos de la monoaminooxidasa B (MAO-B) (rasagilina, selegilina, safinamida) aumentan los niveles de dopamina y pueden administrarse solos o junto a la levodopa.
- La amantadina mejora los temblores, la rigidez y las discinesias. Se usa como complemento de otras terapias. Su versión de liberación prolongada (Gocovri®) ayuda a disminuir los períodos “off”.
- Los anticolinérgicos se utilizan como medicamentos complementarios para controlar el temblor.
- Los inhibidores de adenosina, como la istradefilina, bloquean los efectos del receptor de adenosina, lo que mejora los síntomas motores.
Medicamentos para síntomas no motores
Las personas con la EP pueden experimentar síntomas no motores, desde problemas de presión arterial hasta alteraciones cognitivas o digestivas. Algunos de los síntomas más frecuentes y sus tratamientos son:
- Hipotensión ortostática: se suele tratar con la droxidopa, la fludrocortisona o la midodrina, pero bajo supervisión médica, especialmente si hay afecciones cardíacas.
- Depresión: si los cambios de estilo de vida, las terapias o los ajustes de medicamentos no son suficientes, se recetan antidepresivos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina y norepinefrina, o tricíclicos como la nortriptilina.
- Psicosis (alucinaciones y delirios): puede tratarse con la pimavanserina (aprobada para la EP), la clozapina y la quetiapina.
- Deterioro cognitivo y demencia: pueden tratarse con medicamentos como la rivastigmina, el donepezilo, el donanemab, la galantamina o el lecanemab.
- Estreñimiento: se trata inicialmente con cambios en la dieta, fibras o laxantes suaves. En casos persistentes, se puede recurrir a lactulosa, la plecanatida o la prucaloprida.
Cada medicamento tiene indicaciones específicas, posibles efectos secundarios e interacciones con otros fármacos. Por eso, es crucial consultar siempre con un especialista para un manejo seguro y adecuado. Los enfermeros, los asistentes médicos y los farmacéuticos también pueden ofrecer orientación sobre el uso adecuado de los tratamientos. Haga clic aquí para leer más sobre los efectos secundarios de los medicamentos mencionados.
Para una lista más detallada de los medicamentos para tratar la EP, visite: https://www.apdaparkinson.org/living-with-parkinsons-disease/treatment-medication/medication/
Cirugías
En algunos casos, especialmente en etapas avanzadas, los medicamentos ya no son suficientes para aliviar los síntomas de la enfermedad de Parkinson (EP). En estas situaciones, se consideran cirugías o tratamientos más avanzados, para estimular los circuitos de control motor del cerebro y restaurar el movimiento. Los tratamientos dependen de la etapa y las condiciones específicas de cada persona. Las cirugías más comunes son:
Estimulación cerebral profunda (ECP)
Es un procedimiento neuroquirúrgico indicado para personas que responden bien a la levodopa, pero que presentan fluctuaciones motoras significativas, como las discinesias o los temblores resistentes a los medicamentos. Consiste en implantar electrodos en zonas profundas del cerebro que envían impulsos eléctricos para mejorar el control del movimiento. En la mayoría de los casos, permite reducir la dosis de levodopa y, por lo tanto, reducir las discinesias, manteniendo un buen control de los síntomas.
El procedimiento de ECP se asocia con un riesgo leve de infección, accidente cerebrovascular, hemorragia o complicaciones asociadas con la anestesia. El sistema se puede programar de forma inalámbrica para personalizar la estimulación y lograr un máximo control de los síntomas. Existen diferentes sistemas de ECP disponibles:
- Infinity™ de Abbottt: cuenta con electrodos direccionales con contactos subdividos, que permiten dirigir la estimulación en una dirección particular y reducir los efectos secundarios. También ofrece NeuroSphere™, una opción de programación remota que facilita consultas a distancia mediante telemedicina.
- Vercise™ de Boston Scientific: ofrece dos tipos de electrodos, uno con ocho contactos y otro con estimulación direccional. Incorpora MICC (control de corriente independiente múltiple), que permite una estimulación más precisa y personalizada.
- SenSight™ de Medtronic: también utiliza electrodos y es compatible con el neuroestimulador Percept™ PC, con tecnología BrainSense™, que registra la actividad cerebral (potenciales de campo local). Esto permite ajustar la estimulación según los síntomas, los medicamentos consumidos y los patrones cerebrales del paciente.
Ultrasonido focalizado
Es un procedimiento no invasivo que utiliza ondas de ultrasonido dirigidas para calentar y lesionar una parte precisa del cerebro. Al modificar o eliminar ciertas áreas específicas, se pueden restaurar los circuitos cerebrales normales. Actualmente, está aprobado para tratar algunos síntomas como la bradicinesia, la rigidez, el temblor y las discinesias.
Normalmente, estas cirugías se realizan en etapas avanzadas del Parkinson, cuando los medicamentos dejan de ser efectivos. Sin embargo, algunas cirugías como la ECP, han sido aprobadas para considerarse en etapas más tempranas. Es importante consultar con un neurólogo o especialista para determinar el tratamiento quirúrgico más adecuado en cada caso. Cada sistema ofrece tecnologías específicas de programación diseñadas para maximizar el control de los síntomas y minimizar los efectos secundarios.
Efectos secundarios de los medicamentos
El tratamiento farmacológico de la enfermedad de Parkinson (EP) es fundamental para controlar los síntomas motores y no motores. Sin embargo, como ocurre con todos los medicamentos, pueden presentarse efectos secundarios. Entre los más comunes están:
Efectos secundarios de los medicamentos para los síntomas motores:
- Levodopa y Carbidopa-levodopa: la levodopa es uno de los tratamientos más efectivos para los síntomas motores. Este puede causar discinesias (movimientos incontrolados), especialmente cuando los niveles de dopamina en el cerebro fluctúan. La combinación Carbidopa-levodopa también puede causar náuseas, hipotensión ortostática, somnolencia repentina, comportamientos impulsos, alucinaciones y confusión. Su administración subcutánea se ha asociado con neuropatía periférica (entumecimiento en extremidades).
- Agonistas dopaminérgicos: imitan la actividad de la dopamina y comparten efectos secundarios similares a los de la carbidopa-levodopa, aunque con mayor riesgo de comportamientos impulsivos y somnolencia repentina.
- Inhibidores de la COMT: se usan junto con carbidopa-levodopa para prolongar su efecto, pero pueden aumentar sus efectos secundarios. Por ejemplo, la entacapona puede causar diarrea y fluidos corporales descoloridos. La tolcapona (Tasmar®) requiere análisis de sangre regulares para controlar la función hepática.
- Inhibidores de la MAO-B: aumentan los niveles de dopamina, pero pueden provocar náuseas leves, sequedad bucal, mareos, estreñimiento y, ocasionalmente, alucinaciones o confusión. Pueden interactuar con ciertos antidepresivos, descongestionantes nasales y analgésicos narcóticos.
- Anticolinérgicos: usados para el temblor. Puede causar confusión, alucinaciones, estreñimiento, sequedad bucal y problemas urinarios, especialmente en adultos mayores. No debe combinarse con otros anticolinérgicos, ciertos medicamentos psiquiátricos ni alcohol.
- Amantadine: ayuda a reducer la rigidez, pero puede causar mareos, sequedad bucal, estreñimiento, sueños vívidos, erupción cutánea e hinchazón en los tobillos. La dosis se debe reducir en personas con enfermedad renal. También puede potenciar los efectos secundarios de la levodopa y los anticolinérgicos.
Efectos secundarios de los medicamentos para los síntomas no motores:
- Droxidopa (Northera®): trata la hipotensión ortostática. Puede causar dolor de cabeza, mareos, náuseas, hipertensión, fatiga, fiebre y confusión. Debe usarse con precaución en personas con enfermedades cardíacas, ya que puede agravar ciertas afecciones. Puede interferir con dosis altas de carbidopa-levodopa.
- Rivastigmina (Exelon®): está aprobada para la demencia asociada con la EP, pero puede causar náuseas, vómitos y pérdida de apetito.
- Pimavanserina (Nuplazid®): está aprobada para tratar las alucinaciones y delirios. Puede causar hinchazón en los tobillos, estreñimiento y confusión. Las personas con trastornos del ritmo cardíaco deben evitar tomar este medicamento.
- Suplementos de fibra: se usan para tratar el estreñimiento, pero deben tomarse con precaución y con al menos 8 onzas de agua, ya que pueden causar gases, hinchazón y malestar estomacal. Se recomienda aumentar la dosis de forma gradual.
Tantos los medicamentos para tratar la EP como los dirigidos a sus síntomas pueden causar efectos secundaria. Estos varían según el tipo de medicamento utilizado, la dosis y las características individuales de cada persona. Por ello, es importante consultar con un especialista para determinar cuál es el tratamiento más adecuado en cada caso particular.
